lunes, 26 de octubre de 2009

Moisés Ville

Amigos:

les envío una nota de humor y para trabajar inmigración, que les vaya bien con ella. Adiós

Alice


HUMOR CRÍTICO

Volver al futuro

Un viaje de 120 años a Moisés Ville, un pueblo de gauchos judíos donde se asentó mi familia. ¿Hubieran sobrevivido con los políticos de hoy? D. Rotemberg.

09:17 |
Por D. Rotemberg
26.10.2009
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Imágenes de hoy y de ayer de la ciudad que se fundó a fines del siglo XIX, cuando era sólo un monte azotado por malones y gauchos matreros.

Este fin de semana se celebraron los 120 años de Moisés Ville y hubo fiesta grande en mi pueblito santafesino. Aquellas 136 familias llegadas en 1889 huyendo de los pogromos y ataques antisemitas de la Rusia zarista no eran campesinos, sino sastres, comerciantes y artesanos, pero habían comprado tierras en la Argentina para trabajar en paz. Como esas tierras ya habían sido ocupadas, el gobierno les devolvió su dinero y, tras dos meses varados y hacinados en vagones de tren, obtuvieron otro “campo”: un monte sin caminos, azotado por los últimos malones y algunos gauchos matreros.

¿Cómo lograron sobrevivir esos rusos? Ayudados por inmigrantes piamonteses –católicos– ya instalados en colonias vecinas, quienes les enseñaron las tareas rurales. Ahora bien, ¿hubiera sido posible aquello con los personajes y la intolerancia actuales? Tomemos a nuestros dirigentes de hoy y retrocedamos 120 años en el tiempo.

Llegamos a 1889, año 100 a. C. (antes del Carlo’): ahí están los rusitos recién arribados, varados en el tren en pésimas condiciones de higiene. Les pregunto qué pasó y me responden: “Potz, veníamos en un tren espectacular hasta que vos llegaste del futuro y nos trajiste un tren de 2009. ¡Ustedes viajan como el tujes!”.

Atravesamos el monte esquivando alimañas, espinillos y diversos cortes de senderos hechos por los gauchos piqueteros. Justo pasa el hijo del cacique Pérsico en una carreta del gobierno y le pregunto: “¿Indio venir en son de paz o repartiendo mamporros?”, y me responde: “Mamporros no… Porros, man”. También veo al gaucho D’Elía marchando en apoyo de Rusia y el zar Alejandro III, gritando que los pogromos no existen.

Al llegar, los piamonteses nos cuentan del país: el criollo De la Rúa será juzgado por coimas durante la aprobación de la Ley de Esclavitud, y la presidenta echó a su secretario de Carretas, que no pudo explicar cómo se compró su propia fragata ganando sólo 8.000 pesos.

Después de trabajar duro para transformar el monte en campo llega la primera cosecha, pero no hay festejo: el gobierno les aumentó las retenciones y quiere verlos de rodillas. En su pobre castellano, los gauchos judíos explican que ellos no se arrodillan, y los tanos, que sólo lo hacen ante Dios. La Logia de Enlace los representa y sale en todos los daguerrotipos, pero no logra nada.

Los niños rusos e italianos no logran aprender castellano, no por incapaces sino porque hay paro de maestros y tomas de escuelas. Para colmo, se entretienen viendo Periconeando por un sueño. Las señoras ven Mazamorreando con Mirtha Legrand (en su último año, pues anunció que se retira).

La oposición: Lilita Carrió pronostica que así no llegamos a 1900; el vicepresidente –es opositor– no logra que los cinco radicales se pongan de acuerdo; y el intendente de Buenos Aires no puede explicar la relación de su comisario con un rastreador, ni por qué quiso conchabar al gaucho Fino P, acusado de interceptar a los chasquis de los paisanos.

El gobierno intenta arruinar el monopolio de La Gaceta y le quita la exclusividad de las transmisiones deportivas a Taba de Primera; el marido de la presidenta es denunciado por usar una diligencia oficial para llevarles un premio a los jugadores de Racing (ya en 1889 tenía problemas con el descenso); y se investiga el viaje de un galeón de Diligencias Argentinas con 40 amigos del gobierno para ver la final de bochas con Uruguay.

El invierno es crudo, pero por suerte el gobierno subvenciona la leña (eso sí, cobra altísimos impuestos a la importación porque, a pesar de que acá hay árboles pa’ tirar pa’ rriba, importa leña del Perú).

El tape Aníbal F. con su lengua filosa, es el payador oficial:

Soy el tape y yo defiendo
al gobiewwrno como puedo.

Yo sé todo porque aprendo
y cuando no sé, hablo al pedo.

Desde el presente, creo que aquellos inmigrantes rusos y tanos habrían logrado sobreponerse a todo, incluidos nuestros dirigentes, porque venían de tocar fondo –pero fondo de verdad, eh.

Sin embargo, hay algo de nuestro tiempo que de haber existido hubiera impedido la fundación de mi pueblito: no imagino un gobierno con políticos actuales –de ningún partido– devolviéndoles el dinero de sus tierras ocupadas.



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